Asociación Casas de Asís

Acción Social Integrada para la Solidaridad
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Hasta siempre, querido amigo

No siempre nos toca compartir buenas noticias. Hoy nuestras palabras son de despedida y dolor. Esta semana nos dejó uno de nuestros usuarios, una persona que desde octubre de 2013, fecha en que abrimos el Comedor Social en Antequera, nunca faltó ni un solo día a recoger su menú y complementos diarios. Esta vez no pudo ser, y su ausencia nos alertó de inmediato.

El primer día que no vino nos extrañó, pero al siguiente saltaron todas las alarmas. Fuimos a su casa y, al no recibir respuesta, acudimos a la policía y localizamos a un familiar. Aquel día, afortunadamente, lograron verlo y aunque lo notaron algo aturdido, fiel a su forma de ser, no quiso recibir ayuda médica ni asistencia. Al día siguiente, su ausencia se repitió. Por la tarde recibimos la peor noticia: al ir de nuevo un familiar, lo encontró sin vida.

Durante casi doce años formó parte de nuestra familia en el Comedor Social. Con su carácter reservado, le costaba abrirse, pero con el tiempo nos compartió sus pensamientos y planes de futuro. Soñaba con ahorrar para, llegado el momento, poder ingresar en una residencia. Y, céntimo a céntimo, lo iba logrando. Para él era un verdadero propósito de vida y nos alegraba ver su empeño y su constancia.

Siempre era de los primeros en llegar cada día y, cuando aún no teníamos almacén y teníamos que descargar rápidamente la mercancía, él se ofrecía a ayudar dentro de sus posibilidades, animando a los demás usuarios a colaborar.

Fue también quien colaboró con nosotros el primer año montando el Belén. Nos trajo la tela roja y un pastor, y todos los años nos decía: "Rosi, ¿te acuerdas del primer año? ¿Cuántos años hace ya?” …

Imaginemos: casi doce años compartiendo día a día...

Aunque en otras ocasiones logramos intervenir a tiempo para evitar desenlaces fatales, como el traslado a residencias o la mejora de viviendas, en esta ocasión no pudo ser. Aun así, sabemos que nuestra labor consiguió aportarle aspectos esenciales en su vida y lo acompañó en su camino hasta el final.

Descansa en paz, querido amigo. Allá donde estés, reza por nosotros y por nuestra labor, para que podamos seguir adelante, brindando apoyo a quienes más lo necesitan. Ojalá los organismos públicos también tomen conciencia de la importancia de nuestra misión y nos respalden más, porque nuestra labor diaria, una tarea que ninguna otra entidad realiza, necesita mayor apoyo.

Descansa en paz.


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