El año pasado, gracias a muchos colaboradores, y este año centrados sobre todo en dos entidades además de algunos casos particulares, se ha hecho posible atender las 37 cartas recibidas y se visitaron 21 domicilios. Este recorrido se terminó en torno a las cuatro de la madrugada, llegando hasta una vivienda situada en una zona rural fuera del casco urbano, pero donde la luz de una estrella iluminó nuestro camino dando fin a estos momentos inolvidables.
Estas líneas, acompañadas con la muestra gráfica de algunas de las entregas, quieren ser de agradecimiento hacia las personas que colaboraron con nosotros: al grupo de voluntarias de la Escuela de Verano, las “Marías” y Marisi; a esos colaboradores y benefactores particulares que nos ayudaron con la entrega de regalos asumiendo algunas cartas o enviando un donativo para que pudiéramos atender otras; al grupo de empresarios que conforman BNI Estrategia Antequera, desde donde se derrochó solidaridad e incluso se acompañó personalmente en la conformación de la comitiva aquella noche mágica; y también de forma especial a nuestra Estrella de Navidad, Eva García Muñoz, que se encargó tanto de movilizar a otras iniciativas particulares como al Cuerpo de la Policía Local de Antequera, consiguiendo atender otro enorme grupo de cartas y de lograr que nos acompañaran en la comitiva tanto algunos particulares, como Carmen, Emi y su madre… incluso contamos con el apoyo de una patrulla de la Policía Local que nos escoltó en nuestra travesía urbana. ¡GRACIAS!
La noche comenzaba tras una campaña de solicitud de colaboración a través de nuestras redes sociales y medios de comunicación (Cadena Ser Andalucía Centro y Onda Cero). Una campaña que iniciamos en Antequera tras el intento de unificar las distintas que se hacen en nuestra ciudad, buscando no confundir mensajes, unificar criterios y evitar duplicidades. Sin embargo, al no ser posible por la disparidad de opiniones, emprendimos la nuestra. Ojalá para la próxima campaña podamos unificarnos.
Tras conseguir, justo en el límite del tiempo, el apadrinamiento de todas las cartas y recibir los juguetes, sólo nos quedaba organizar el reparto y realizarlo. Y aquí se justificaron todos nuestros desvelos por llevar a cabo un año más esta actividad. Los primeros en disfrutar, en honor a la verdad, fuimos todo el equipo de voluntarios que participó aquella noche. El cortejo de reyes y pajes ya empezaba a disfrutar desde el momento en que llegamos a la sede de la Asociación. Allí recibimos algunas familias que no estarían en sus domicilios e inmediatamente después, con el acompañamiento de la Policía Local, iniciamos un recorrido por toda Antequera, incluso por un diseminado en el extrarradio de la ciudad.
El brillo de los ojos de voluntarios y de los niños y niñas al recibir los regalos, los de sus madres y padres al verlos a ellos, los de los reyes al contemplar toda aquella estampa, fue absolutamente inolvidable. Cada detalle de aquella noche nos confirmó que habíamos cumplido nuestra misión de llevar esperanza y alegría a quienes más lo necesitaban.
Las vivencias de aquella noche quedarán grabadas en nuestra memoria. En cada casa que visitábamos, el ambiente se llenaba de emoción y alegría. Los niños corrían a abrir sus regalos con una mezcla de nervios y felicidad, mientras sus padres y madres nos agradecían con miradas emocionadas y palabras sinceras. En algunos hogares, la sorpresa y la gratitud se transformaron en abrazos y lágrimas de alegría.
En una de las visitas más entrañables, un pequeño nos dijo entre risas que había visto a uno de los camellos de los Reyes Magos pasar por su ventana. En otra casa, una madre compartió cómo, gracias a este gesto, sus hijos podrían seguir creyendo en la magia de la Navidad a pesar de las dificultades que atravesaban. Además, con algunos niños y niñas que recibieron un regalo que podían y debían utilizar en el colegio y para sus tareas escolares, se llegó a firmar un contrato “mágico” con los Reyes, donde se comprometían a ir mejorando sus calificaciones escolares y llevarlas a nuestra Asociación cada trimestre para que desde allí se las remitamos a los Reyes.
Un momento especialmente conmovedor se vivió cuando, al llegar a una de las casas, el responsable de un establecimiento cercano que conocía a la familia nos comentó con voz emocionada: “Se merecen esto y mucho más. Lo están pasando muy mal.” Sus palabras nos llenaron aún más de determinación y reafirmaron el propósito de nuestra labor aquella noche.
Otro de los momentos más especiales se produjo al final del recorrido, cuando entregamos los regalos en una vivienda situada en una zona rural. Mientras nos acercábamos, el cielo despejado permitió que una estrella especialmente brillante guiara nuestros pasos. Fue como si la magia de los Reyes Magos nos acompañara hasta el último instante de nuestra travesía. Al tocar la puerta, nos recibió una familia con rostros llenos de emoción y esperanza. Los niños saltaron de alegría al ver sus paquetes envueltos con colores vivos y la madre, entre lágrimas, nos agradeció por no haberse sentido olvidados en estas fechas tan especiales.
Al finalizar el recorrido, cerca de las cuatro de la madrugada, el cansancio se mezclaba con la satisfacción de haber llevado un poco de magia a tantos hogares. Esa noche, más que regalos, entregamos esperanza y amor, y nos llevamos con nosotros el recuerdo de cada sonrisa y cada mirada de gratitud. Cada miembro del equipo comentó, entre risas y anécdotas, los momentos más especiales vividos durante la noche, prometiendo que el próximo año volveríamos con más energía y nuevos objetivos para alcanzar aún más familias.
Ahora esperamos con entusiasmo el próximo año, deseando poder llegar aún a más familias y mejorar en todo aquello en lo que podamos participar y organizar. El verdadero regalo, al final, fue para nosotros: la oportunidad de ser parte de algo tan mágico y significativo.